lunes, 25 de junio de 2018

Cuando llega el momento

Todos somos conscientes de lo que le sucede al cuerpo cuando hacemos deporte con regularidad. Desarrollamos más músculo, ganamos resistencia, aumenta nuestra capacidad pulmonar, no acumulamos tanta grasa, etc. 
¿Y qué le pasa cuando dejamos de practicarlo? Los músculos poco a poco pierden tonicidad, es decir, se vuelven más pequeños y se deja ver y aumenta la grasa, cosa que hace que notemos un importante cambio de apariencia. También nos cansamos antes al realizar nuestras rutinas, se nos acelera el pulso con sólo subir cuatro pisos de escaleras…

¿Que le pasa a nuestro cerebro cuando practicamos deporte?
Cuando realizamos algún tipo de ejercicio físico, nuestro cerebro reconoce ese momento como de estrés. A medida que la presión sanguínea aumenta, el cerebro descarga una proteína llamada brain-derived neurotrophic factor (BDNF), que actúa como un interruptor para hacer un reset. Por eso, explicado así de forma simple, después de hacer deporte se ven las cosas más claras y nos sentimos más liberados. 
También actúan las endorfinas, (hormona del placer que segrega el hipotálamo para sobrellevar situaciones de esfuerzo extremo, dolor o excitación), otro químico de nuestro cuerpo para luchar contra el estrés.

¿Y cuando dejamos de practicarlo?
La falta de liberación de endorfinas, puede provocar riesgo de depresión ya que el deporte ayuda a reforzar la autoestima, aumenta la cantidad de consumo máximo de oxígeno a consumir, aumenta el riesgo de padecer determinadas enfermedades... 

Se necesita mucha constancia para mantenerse en forma tanto físicamente como mentalmente y luchar cada día por unos objetivos. La frecuencia, la regularidad y el no tirar la toalla, forman parte de los factores claves para aguantar el día a día en el mundo de la danza. Sin embargo, ya sea por falta de motivación o, sencillamente, por cansancio y la aparición de lesiones, que no siempre es posible responder a las exigencias de este nuestro estimado mundo del baile.

Extraño esos momentos placenteros, de felicidad y a la vez cansancio “agradable” después de una clase, el sudor que desprende el cuerpo, sentir los latidos de un corazón activo, esa sensación de bienestar y euforia al mismo tiempo…

Te echo tanto de menos…